Por un aproximado de dos horas, el rugir de toda una afición ilusionada por una histórica serie internacional, estremeció la prolongación del Arco de la Calzada con un apoyo muy pocas veces visto en los alrededores del Club León en sus casi 80 años de vida.
Durante casi ocho décadas, la institución esmeralda ha disputado más de 3 mil cotejos, pero ninguno tan importante e histórico como el del próximo miércoles 31 de mayo.
Por esta razón, toda una marea verdiblanca se congregó al filo de las ocho de la noche para unirse con un sólo objetivo: darle el último aliento a sus jugadores para encarar la serie más importante en la historia de este club.

Camisetas, playeras, banderas y hasta humo, enaltecieron un acto que quedará inmortalizado como uno de los apoyos más caóticos que se ha dado en la ciudad.
“Esta sensación la he vivido desde chiquito y la verdad es incomparable. Vivirlo con mi hijo es algo que jamás olvidaré. Mañana ganamos”.
Aquellas fueron las palabras de Jesús Hernández quien, así como miles de aficionados, disfrutó de una noche sumamente emotiva a lado de su pequeño hijo.

Algunos entre lágrimas y otros tantos estoicos en su labor de gritar y brincar en pro del equipo de sus amores, las porras de apoyo hacia el equipo se prolongaron hasta pasadas las nueve de la noche, lapso donde, por fin, el plantel esmeralda se dio cita en el patio del recinto para agradecer lo sucedido.
Rodolfo Cota, Yairo Moreno, Stiven Barreiro, Joel Campbell, William Tesillo y Nicolás Larcamón, fueron los más entusiasmados con el público al regalar fotos y autógrafos en reconocimiento a una lealtad que no conoce fronteras y, por ello, la encomienda de trasladar este apoyo hasta Los Ángeles.

“De parte de todo el equipo les quiero agradecer este apoyo. Tengan por seguro que, a partir de mañana, este grupo de jugadores se van a partir el alma por la ciudad. De aquí hasta el domingo vamos todos juntos carajo”, selló el actual domador de la Fiera.
Después un prolongado humo verdiblanco, un resonante crujir de tambores, un sonoro cantar de trompetas y un enorme desgaste de miles de gargantas, la plantilla esmeralda se despidió por completo de una afición que hoy, dormirá más ilusionada que nunca.
















