León.- De generación en generación, no hay mejor manera de heredar la pasión por el verde y el blanco que distingue al Club León.
Un buen ejemplo es el pequeño Gabriel, quien con tan solo un año y siete meses de vida, y aún siendo transportado en hombros ya presumía con gran orgullo los colores de la Fiera.
Y es que como carajos no le iba a ir al León si es nacido en el meritito Barrio de San Miguel, ahí donde los colores de la Fiera se llevan justamente tatuados desde el primer segundo de vida.
Somos de San Miguel y le vamos al León, aquí vamos a estar en las buenas y en las malas con la Fiera", dijo el padre del pequeño, quien ya llevaba al pequeñín al acceso de la puerta 10 para el partido contra Necaxa.
Tesoro que quedará para la posteridad
Y es que así como Gabrielito, que apenas ve sus primeros años en este mundo, quizás muchos de los que apoyan al Verde vinieron por vez primera justamente de la misma manera al Glorioso y es que no hay mejor manera de sentir y vibrar por los colores que con el mameluco esmeralda.
Hoy será una foto la que confirme que evidentemente el pequeñín va por el camino verdiblanco, pero en unos años más será muy probablemente la foto que le recuerde que todo el amor por su León comenzó por esos tiempos, desde que en los hombros de su papá lo llevaban a ser uno más de la manada.