León.- Más que una marea verde, fue un carnaval multicolor.
Alrededor de 2,500 aficionados llegaron al Nou Camp sin esperanza de entrar a las tribunas, pero con la seguridad de que su apoyo impulsaría al León en la semifinal contra las Chivas.
Convocados por la barra Los de Arriba, los fanáticos llegaron desde las seis y media de la tarde. Sacaron trapos, trompetas, tambores y papeles y hasta ensayos hubo, todo con tal de recibir al León como no se veía hace más de un año.
Cierto que el riesgo de contagio de covid se sentía en el ambiente. La mayoría usaba cubrebocas y si alguien se lo quitaba, no faltaba el regaño o al menos el grito.
"Sí le tiene uno miedo (al covid), pero pues se viene uno protegido y con muchas ganas de que los jugadores vean que aquí estamos", comentó Francisco Estrada, un aficionado que llegó con sus dos hijos pequeños.
Disfrutan desde afuera
La porra se nutrió con familias enteras, como la de Aldo Macías, quien le puso una máscara de León a su hijo de seis años.
"A él le gusta andar así, porque le va al León. La verdad que se extraña mucho ir al estadio, estar en las tribunas, pero mínimo venimos ahora a ver el ambiente", dijo Macías mientras sus hijos veían el relajo de la barra.
Ubicados en 200 metros, afuera del Nou Camp, los fanáticos gritaron prácticamente todo el tiempo. Se pudieron ver una botarga del León "región 4" y varias máscaras con melena.
Tras 45 minutos de espera, los autobuses con los jugadores del León llegaron a las 7:15. Recorrieron la zona a paso lento, abriéndose paso en la marea de aficionados.
Más de un jugador se acercó a la ventana para grabar la caravana, mientras los fanáticos cantaban y sonaban los tambores.
La noche se iluminó con bengalas y cohetes, volaron papeles y dos veces se detuvieron las camiones, impedidos para seguir por la cantidad de gente.
"Estamos muy contentos con el León y la verdad que quisiéramos estar en el estadio, nos hace mucha falta", remató Sandra González, una joven que lanzó papeles al paso del autobús.