Desde aquella decisión de elegir a México como nuevo organizador de la Copa del Mundo de 1986 para sustituir a una Colombia imposibilitada de cumplir con los requisitos de FIFA, el Estadio León se convirtió en un recinto icónico del deporte mexicano al ser partícipe, por segunda vez, de la máxima justa del futbol mundial.
Al ser el primer país en celebrar dos veces este magno evento deportivo, León fue una de las nueve ciudades que albergó partidos de esta competencia, pero hubo algo que la diferenció de las demás: la presencia de Michel Platini y la disputa de un histórico partido.
La magia de Platini en la fase de grupos
El tres veces balón de oro en 1983, 1984 y 1985, aterrizó en el Bajío con toda la etiqueta de estrella por lo que representaron sus logros en los ya citados años.
Platini disputó en México su último Mundial y León fue su casa durante los tres partidos de fase de grupos ante Canadá, Unión Soviética y Hungría.
Aunque su aporte no fue extraordinario sobre el terreno de juego, fuera de él, hizo estallar una algarabía incontrolable en una ciudad volcada hacía él y su selección.
Bromista y siempre accesible, Platini y Francia avanzaron a la siguiente fase como segundos de grupo, pues no pudieron ante la sólida Unión Soviética que lideró el Grupo C con cinco puntos.
Mientras tanto, Hungría cayó eliminada al lograr solo tres puntos y Canadá, que apenas vivía su primera Copa del Mundo, hizo lo propio pero sin sumar ninguna unidad al perder todos sus cotejos.
Aunque Francia dejó el Bajío para encarar los 4tos de final, el Nou Camp fue testigo de uno de los juegos más hermosos que se han visto en la historia de los Mundiales, esto de acuerdo con múltiples encuestas en redes sociales y recuerdos de varios aficionados.
El partidazo entre Unión Soviética y Bélgica
Los soviéticos fueron destinados a recibir los 4tos de final en León ante la siempre complicada Bélgica, la cual venía de ser el mejor tercer lugar de toda la competencia con tres puntos y mejor diferencial de goles con 0.
De esta manera y a más de 10 mil kilómetros de distancia, Igor Belanov hizo estallar de júbilo a su país y a toda la puerta 10 del Nou Camp con un derechazo cerca de la media luna que terminó en el ángulo derecho del guardameta Jean-Marie; todo esto, apenas a los 27 minutos.
Bélgica insistió en el empate y su recompensa llegó al minuto 56 gracias a Enzo Scifo, quien fue certero en el área chica al definir de tres dedos con la pierna derecha.
Aunque Belanov devolvió la ventaja a los soviéticos con su doblete a los 70 minutos de partido, Jan Ceulemans se encargó de emparejar las acciones siete minutos después para mandar el partido al alargue.
En los tiempos extra, todo cambió y con una ciudad que comenzó a teñirse de gris por las nubes que asediaron a los alrededores del Nou Camp, los belgas le dieron vuelta al partido gracias a un cabezazo al 107’ de Stephane Medol y una volea, de aire, por parte de Nico Claesen a los 110 minutos.
Aunque Belanov firmó su triplete desde los once pasos, el tiempo ya no alcanzó para la Unión Soviética que fue eliminada 4-3 frente a un pletórico Estadio León que estuvo cerca del lleno al reunir a un total de 32 mil 227 almas* para presenciar una gesta que, a 36 años de distancia, se sigue recordando.
*Dato oficial de FIFA.
Los partidos de México 86 en el Nou Camp
- Canadá 0-1 Francia
- Unión Soviética 6-1 Hungría
- Francia 1-1 Unión Soviética
- Hungría 2-0 Canadá
- Hungría 0-3 Francia
- Unión Soviética 2-0 Canadá
- Unión Soviética 3-4 Bélgica
- Total de goles: 24.
- Goleador: Igor Belanov (4).