Las barras en el futbol mexicano seguirán imperando en los estadios, y aunque se pretende una credencialización para las mismas, esto no erradica el riesgo de violencia en las gradas.
El episodio de la barra del Querétaro el sábado cinco de marzo del 2022 en La Corregidora fue una barbarie, pero desafortunadamente, era la enésima vez que sucedía en contra de la porra visitante y el Club Léon lo sabe muy bien.
Esta es la reconstrucción de la bronca armada por la barra queretana en 2012, justo el primer juego del Club León en la Primera División tras el ascenso.
La difícil travesía
La barra "Resistencia albiazul" tiene la mala fama de ser la porra más violenta del balompié azteca, pues siempre que la afición visitante acudía a La Corregidora, el calvario iniciaba desde la entrada al estado de Santiago de Querétaro.
"Viajábamos a Querétaro a las coberturas de los duelos ante los equipos de Guanajuato, lo primero que nos pedían los policías cruzando la caseta era quitar las placas de los autos, que las barras no pudieran identificar que veníamos de Guanajuato y evidentemente que no garantizaban nada", externó el periodista Edgar Armendariz en Twitter.
El sábado 21 de julio del 2012 no fue la excepción, y es que aunado a la derrota del cuadro local 2-0 ante los recién ascendidos panzas verdes, los ánimos se calentaron en la barra emplumada.
Agresiones hasta en el estacionamiento
La gresca de la porra local se intensificó a las afueras del estadio, donde tanto camiones como carros particulares fueron dañados por la llamada "Resistencia Albiazul", que a golpes y pedradas trató de "vengar" la derrota de su equipo.
Fue un hervidero ante una gran respuesta de la afición leonesa que viajó a Querétaro para presenciar algo histórico, ya que fue el primer partido del Club León tras 10 años en la Liga de Ascenso.
Los goles de Darío Burbano y Edwin Hernández firmaron una victoria que quedó en segundo plano por los lamentables brotes de violencia.
Recién terminó el juego, los aficionados locales comenzaron una bronca en la tribuna. De forma increíble, la mayoría de las agresiones fueron entre los propios locales, enardecidos por la derrota.
Otros cientos salieron al estacionamiento tratando de agredir a la porra leonesa, pero se toparon con policías municipales y estatales y respondieron lanzando piedras y palos.
Los uniformados contuvieron a los rijosos, pero éstos corrieron alrededor del estadio para tratar de alcanzar a los leoneses, lo que afortunadamente no consiguieron, aunque sí dañaron decenas de vehículos particulares y de autobuses.
Sólo quedó en multa
Sin embargo, la sanción no pasó más allá de la clásica multa de la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol, sin siquiera, partidos de veto.
La cifra fue de 93 mil pesos por los disturbios que se extendieron hasta el estacionamiento del estadio, lució ridícula ante la bronca.
Este recuerdo viene a propósito de la visita de León a Querétaro el próximo jueves 9 de febrero aunque sin presencia de aficionados en las gradas del recinto.