CLUB LEÓN

Caos, balazos y 60 camiones: La odisea del León para la Promoción en Veracruz

Así fue la increíble travesía de los aficionados, invitados por Carlos Ahumada

León y la difícil travesía en 2002.
Escrito en LEYENDAS el

2002 es un año convulso en la historia del Club León, pues llegó una “muerte” futbolística anunciada mucho antes, entre malas administraciones y un paupérrimo armado de plantilla. 

Aunque el León desperdició su oportunidad en el Verano 2002, una última chance se le presentó con una serie de Promoción que se extinguió en ese mismo año, no sin antes llevarse a los panzas verdes como su última víctima. 

Y más allá de lo deportivo, la afición del León vivió una aventura inolvidable en Veracruz, en una auténtica montaña rusa de emociones. 

La preparación de la Fiera

Cuatro derrotas consecutivas en el cierre del Verano 2002 provocaron un ambiente grisáceo al interior del equipo que, de cara al encuentro Vs Veracruz, trabajó al mando de un Rafael Chávez Carretero enfocado en la táctica fija. 

“Tenemos a un adversario respetable, no debemos confiarnos ni menospreciarlo, sino enfrentarlo como el mejor equipo de México, como hemos encarado a todos”, comentó previo al juego el lunes 27 de mayo. 

En esa promoción se enfrentarían el León, último lugar del porcentaje en la Primera División, y el Veracruz, subcampeón de la Primera A.

Los jugadores del León negaban algún nerviosismo, con todo y que se jugaban el descenso de un club histórico.

“Lo tomamos con tranquilidad, debemos guardar la calma, trabajar y esperar el momento en que llegue el compromiso, pero estamos conscientes de nuestro trabajo”, comentaron rumbo a la serie pactada con la Ida en el Luis Pirata Fuente de Veracruz y la Vuelta en el Nou Camp de León.

La esperanza de la afición del León

Los aficionados esmeraldas eran conscientes de la dificultad del reto, pues más allá de enfrentar a un rival de segunda división, el equipo tenía bastantes huecos por cubrir en zona defensiva.

“Lo veo un poco difícil por cómo he visto al equipo últimamente, ya que no ha funcionado, pero pienso que sí se puede sacar un resultado bueno”, sentenció el aficionado Juan Becerra. 

Y es que siempre existió algo característico en la afición panza verde y fue esa esperanza que no se diluyó hasta el último minuto de la serie. 

“El León la va a tener difícil, por eso espero que le echen muchas ganas, porque si se va, nos va a doler mucho a todos”, declaró Juan Navarro. 

Una afición que ya había sufrido demasiado, pero que jamás abandonó a su equipo y fue capaz de abarrotar 60 camiones que la directiva encabezada por Carlos Ahumada ofreció gratis para viajar al Puerto.

“De corazón somos seguidores del León, esperamos que pasado mañana, cuando regresemos al trabajo no nos corran, incluso ni avisamos en nuestras casas, no preparamos nada de equipaje, solo tenemos algo de dinero que juntamos desde hace como un mes”, declaró Luis Molina. 

Los esmeraldas no arribaron solos al puerto jarocho aquel martes 28 de mayo, sino que lo hicieron acompañados de un ambiente familiar y emotivo con un aproximado de tres mil aficionados que recorrieron más de 700 kilómetros solo para alentar a su equipo. 

‘Tiraron muchos balazos’

Con Casartelli como protagonista al marcar un doblete, el Tiburón del Veracruz causó la tristeza de toda una ciudad al ganar por un marcador de 3-1 en el Luis Pirata Fuente aquel miércoles 29 de mayo

Portada de Super Deportivo después de la derrota.

Pero esto no fue todo lo que sufrió la afición esmeralda durante su travesía en Veracruz, sino que tuvo que vivir en constante riesgo al finalizar el partido, con  agresiones de parte de la porra local. 

“Tiraron muchos balazos y me fui con mis tíos en la corretiza que nos metieron. Las piedras nos pasaban muy cerca”. 

“Los camiones salieron antes de que llegáramos nosotros, hubo gente que se perdió y nos apedrearon. Todo muy feo”. 

“Me abrieron los motores del aire y me rompieron algunas ventanillas, no les importó si les pegaban a niños y mujeres”, narró el chofer de uno de los 60 camiones.

Estos fueron algunos testimonios que dieron aficionados, quienes más allá de lo deportivo, arriesgaron hasta su vida por ver al equipo de sus amores, en lo que fue una constante que se repitió tiempo después en la Liga de Ascenso, ante la falta de seguridad en el circuito. 

Missael Espinoza lamentándose. Foto: Mexsport.

La afición soportó todo

El ánimo era intenso a su regreso a León, con un enojo evidente en los aficionados por el resultado en Veracruz y el riesgo que pasaron.

“Si saben lo que es vergüenza, este sábado tienen que salir a demostrar que tienen dignidad. No puede ser posible que hayamos regresado con ese marcador. Están fallando a la afición”, declaró José Ramón Guerrero del Río. 

Aún y con todo el enojo y frustración por el primer partido en el puerto jarocho, jamás dejaron solos al equipo de sus amores. 

“Hay que pegar de gritos, si no cómo. Yo les digo a ellos que salgan adelante, que ellos pueden, nada más tienen que demostrar que querer es poder. No nos pueden dejar solos, a su afición que tanto los quiere. Uno los quiere mucho pero no responden a este cariño”, sentenció la aficionada María Dolores Guerrero, quien rezó por la permanencia de su equipo de cara al partido de vuelta. 

La afición no dejó de apoyar. Foto: Mexsport.

La sentencia al abismo

Enojo, frustración y falta de futbol, solo así se pueden explicar las horas previas al destino final del Club León aquel 1 de junio del 2002: su sentencia al abismo llamado Liga de Ascenso. 

“Estamos realmente muy dolidos por no haberles podido dar un triunfo a los aficionados, realmente seguimos en deuda con ellos y ojalá que el domingo podamos hacer un mejor partido”, declaró Chávez Carretero. 

La remontada fue algo imposible de lograr para la Fiera, quien solo confirmó el porqué de su descenso tras varias temporadas de enojo, decepción y tristeza en Primera División. 

Así se recuerda una aventura dolorosa en Veracruz, donde a pesar del riesgo y la tristeza, la esperanza jamás se diluyó en una afición que, a 20 años de distancia, puede gozar de una estabilidad que tanto le hizo falta entonces.

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