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LA TOTA CARBAJAL

Antonio La Tota Carbajal y el uso del futbol como terapia en el centro de rehabilitación La Búsqueda

El exportero acudía todos los días al centro de rehabilitación

Escrito en LEYENDAS el

Su niñez no fue sencilla en la Ciudad de México pero el futbol se encargó de transformarla, de darle un giro y motivar a un joven Antonio Carbajal que, con el paso de los años, se convertiría en uno de los arqueros más recordados de la Selección Mexicana.

Pese a presumir poco más de 90 años, la Tota acudía todos los días, así como durante más o menos 15 años, al centro de rehabilitación La Búsqueda, donde utiliza el balompié como un medio para incentivar a los muchachos a dejar las drogas.

"Esto me ha ayudado mucho, no ha salido de aquí ningún futbolista pero es un premio para los muchachos, claro que se lo tienen que ganar. No les vas a reconocer por los problemas que hacen, hay muchachos a los que no les gusta el futbol y son los que hacen el desastre, los demás tienen que convencerlos de que no los molesten", señaló Carbajal, parte importante de esta organización que atiende, sin costo para los internos ni sus familias, más o menos a 370 jóvenes y 60 muchachas.

Desde muy temprano, los directores de la institución, que en su juventud también enfrentaron problemas de drogadicción y lograron superarlos, recibían a don Toño en La Búsqueda. Lugar que tiene pinta más de escuela que de centro de rehabilitación.

Las canchas de La Búsqueda estaban llenas de actividad | Foto: Archivo

En la entrada, un jovencito de los llamados "jefes", título que llevan los que tienen más tiempo en este sitio, guiaban a los visitantes a la zona donde se encuentra el campo de futbol. En el camino hay un par de edificios pintados de blanco, que los muchachos se encargan de mantener limpios, y en los que pueden verse varias ventanas.

Por fin, en un recorrido que no toma más de dos minutos, y luego de pasar por una puerta de metal, lo primero que puede verse es una pequeña cancha sintética, al costado izquierdo una cancha de tierra con dos porterías y, justo al frente, en el fondo, dos pequeños cuartos sin pintura en las paredes pero que dan una sensación de frescura.

En el del lado derecho, con artículos como conos y aros detrás de él, además de algunas imágenes religiosas colgadas, se sienta don Toño, con los muchachos sentados en semi-círculo en torno a su silla, para platicar e intentar ayudarlos con su experiencia.

"Muchos fueron rateros y los tienen amenazados, han pasado por muchas cosas en su casa y de alguna manera los entiendes (...) es gratificante poder ayudarlos. Recuerdo mi niñez, les platico sobre la vecindad en la que viví, mi mamá lavaba ropa ajena para sostenernos, mi papá manejaba un camión y con lo primero que gané, compré una casa y un coche y se los regalé. Yo era de la Ciudad de México y me salí por el problema que yo veía venir, yo era de pandilla, no eran como ahora, pero sí estaba en una pandilla", recordó.

Carbajal pasaba la mañana en las instalaciones del centro de rehabilitación | Foto: Archivo

Pese a que su vista y su edad le impiden estar muy cerca de los muchachos que realizan sus actividades en la cancha de tierra bajo las órdenes de los "jefes", está siempre al pendiente de ellos llamándolos de vez en cuando, todavía con esa voz estruendosa que los años no han logrado opacar, hasta más o menos la 1 o 2 de la tarde cuando regresaba a casa con su familia.

"Nacho Trelles me hacía burla cuando hablaba con él, él ya no hablaba, su hija era la que contestaba y me lo pasaba, ella me decía que decía él que no creía que estuviera aquí sin haberme drogado", ríe Carbajal a carcajada suelta.

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