La temporada del León fue un desastre y terminó como un desastre.
Antes de la jornada 17, la Fiera tenía más posibilidades de ganar en comparación a Mazatlán y Pumas. Estos dos equipos hicieron su trabajo, León no.
La Fiera por su parte quedó en la zona de la vergüenza donde mueren los que ni siquiera alcanzan el repechaje.
Los Esmeraldas se tardaron 17 jornadas para poder anotar más de tres goles en un solo partido en el torneo, pero se desmoronaron en defensa en el juego que se tenía que ganar, en el que se tenía la oportunidad de salir con dignidad.
Era ganar ante su gente y frente a un rival que no asustaba a nadie, sin embargo, el León fue fiel al reflejo del equipo gris del campeonato y cayó víctima de sus errores. Descuidos y nerviosismo en la zaga.
Después de un primer tiempo de locura con seis goles, se necesitaba hacer una segunda mitad con la serenidad necesaria y a la vez con la contundencia afilada.
Nacho Ambriz lo hizo con sus Diablos, Christian Martínez no pudo lograrlo con sus Fieras.
Ironías del fútbol, fue un juego de ocho goles, cuatro por bando, pero de nada sirvió, ni para León que feneció ni para Toluca que pagará una buena lana.
Christian Martínez no perdió al frente del León en su paso como interino, pero queda claro que para que esta Fiera reviva se necesitará mucho más. Mejores decisiones, mejores ideas, mejores refuerzos, mejor vestidor, mejor actitud, mejor equipo.
La Fiera pudo alargar su existencia en el torneo y no pudo más que salir por la puerta trasera.
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