Hay partidos que quedan en la memoria del aficionado, y el León-Pumas de este sábado indudablemente es uno de ellos. Porque, dejando de lado las pifias defensivas y los errores en el medio campo leonés, hay algo que para el seguidor esmeralda vale mucho más: el nunca rendirse y dejarlo todo en la cancha. Los Verdes vinieron de atrás de un 0-3, y empataron con una reacción heroica.
León vivió un primer tiempo de pesadilla en sector defensivo, y muy pronto en el partido se vio abajo en el marcador -gracias a un increíble penalti-, quedando además con un hombre menos, luego de una imprudente entrada de Osvaldo Rodríguez.
La defensiva leonesa sigue siendo un desorden -la herencia maldita de Holan, aunque haya gente que se moleste por seguir mencionando el desastre que el argentino dejó-, y a Paiva le va a costar un mundo de trabajo ponerla en cintura. Aunado a lo anterior, el medio campo esmeralda no produce al frente y continúa perdiendo balones de forma grosera.
El segundo y tercer gol de Pumas son la clara muestra de la crisis que vive el León en su zona baja. La Fiera extraña enormidades a William Tesillo, y aunque se sigue mencionando la llegada de un defensa extranjero, lo cierto es que se tendrá que mejorar a la brevedad con lo que hay en este momento.
En la parte positiva, se debe destacar el olfato goleador de Lucas Di Yorio, que suma ya tres goles en este arranque de torneo.
Pero también hay que aplaudir la reacción leonesa en la segunda mitad. Los goles de Di Yorio y Campbell son el claro ejemplo de lo que pretende el técnico portugués para este equipo, y la vocación ofensiva que intenta plasmar en él. Lo anterior hace pensar que una vez que se solucionen los problemas defensivos, los resultados pueden comenzar a darse.
León reaccionó, empató, y le arrebató el triunfo a unos crecidos Pumas. Esto es paso a paso, pero hay algo en esta Fiera de Paiva que hace albergar esperanzas de un mejor torneo que el anterior.