El irregular León consiguió una importante victoria que lo pone muy cerca de asegurar la localía en el repechaje. Fue la de cal, por las que van de arena.
El triunfo deja contentos a todos, pero el funcionamiento verdiblanco sigue dejando mucho que desear:
Pasar apuros en casa ante el último de la tabla no debería dejar satisfecho a nadie.
Los Verdes brindaron un muy buen primer tiempo. Y no solo por la anotación tempranera de Di Yorio, y por el golazo de Victor Dávila desde afuera del área, los jugadores esmeraldas recordaron por momentos los tiempos en que trataban bien el balón y generaban llegadas constantes sobre el marco rival.
La lluvia, la reacción queretana y el consentimiento del local, hicieron que la segunda mitad no fuera tan buena para La Fiera.
Con la ventaja en el marcador, el cuadro esmeralda pareció soltar la media cancha, cayendo nuevamente en ese conformismo de cuidar el resultado. Esto ocasionó que constantemente pasara apuraciones en las llegadas del visitante.
El cuadro bajo leonés, que hace algunas semanas parecía mejorar, sigue cometiendo errores muy puntuales -para muestra, el gol queretano- , y entre lesiones, ausencias, y los cambios que en cada partido ordena Paiva, no termina de cuajar. León no recibió otro gol del Querétaro, no por su buena labor atrás, sino por las terribles fallas de los delanteros visitantes.
El golazo de Yairo en tiempo de reposición sirvió para disfrazar un resultado que, a fuerza de ser justos, debió ser empate.
Y aunque los Gallos Blancos no pueden ser considerados un sinodal importante, el equipo de Paiva, a pesar de los aspectos negativos, cumplió en términos generales.