Nicolás Larcamón fue claro en sus últimas declaraciones: le dará la pelota a Yairo Moreno para que mueva los hilos del equipo en la cancha.
Por más que se manejen esquemas cual directorio telefónico, la presencia del creativo, del que marca diferencia, será factor. Siempre hará falta quién tome el balón para proyectarlo, distribuirlo y encauzarlo en el torrente ofensivo del equipo.
El domador dice estar en ese proceso de conocimiento del jugador esmeralda para determinar quiénes, a su parecer, le responderán en el papel idóneo de su propuesta.
Por lo pronto, para esta función tan importante dentro del cuadro, el balón ha sido cedido al sonriente colombiano.
Yairo Moreno jugó ante el Necaxa por el centro del campo muy cercano a Iván Rodríguez, más interiorizado que Ángel Mena, que literalmente se tiró a la banda en su costumbre táctica.
Como ya dictó la historia, el primer tiempo en el debut esmeralda resultó de un funcionamiento irregular en el que Yairo, a la par de los demás, no carburó. Fue hasta la segunda mitad donde vino la reacción a través de una mejor articulación.
Como jugador de la Fiera, Moreno ha sido un obrero con la intención de explotar la banda, así como un destructor formando parte de la zaga. A unos nos gustó su desempeño como lateral a pesar de que como volante logró cosas más importantes, como anotar un gol en una Final.
Yairo ya tuvo la oportunidad de lucirse en una función similar a la que Larcamón le está encomendando ahora. Fue con Renato Paiva al inicio del torneo anterior en algo que solo duró un par de juegos, si acaso.
Es por ello que no debe desaprovechar la oportunidad. Dejemos a un lado el decir si será el sucesor de Luis Montes o el que rememore a ‘Tita’ porque entraríamos en una discusión estéril. El hecho es que la Fiera necesita tener bien definido al que se distinga en la cancha como el desequilibrante, el cerebro inteligente, el que de sus botines salga el pase de gol cuando el momento del partido se torne en matar o morir.
Y para ello, Yairo debe creérsela, estar convencido que tiene la capacidad y madurez para ejercer un rol preponderante en el equipo.
El llamado está hecho, Larcamón le cede el balón a Yairo y Yairo tendrá la valiosa oportunidad de consolidarse en la cancha como el mariscal de la Fiera.
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