León.- Nicolás Larcamón trata de vender un optimismo que hoy en día pocos le van a comprar.
Viendo su rostro y escuchando sus palabras al término del partido contra Pumas, el domador parecía estar extasiado como si se hubiera ganado y la precariedad futbolística de su equipo estuviera cerca de quedar erradicada.
El punto para la Fiera es valioso porque se obtiene en un partido donde se estuvo más cerca de ser goleado que de ganar. Solo por eso.
Rodolfo Cota salió en su noche y le salvó al León la noche. Gracias a sus intervenciones, el cuadro leonés se mantuvo en la pelea, que bien la hubiera finiquitado Pumas desde la primera parte.
Enhorabuena por Cota en este juego, pues otros pilares como Mena y Romero lucieron distantes de cumplir la cuota que se les exige. Iván Moreno es otro después de su lesión y aunque con Tesillo no se quisiera ser tan duro porque regresa de una lesión, es una realidad que su aporte y liderazgo ya tienen mucho tiempo ausentes.
León volvió a regalar el primer tiempo en casa y fue hasta el segundo cuando reaccionó.
Borja Sánchez sacó una genialidad que abrió paso al pase de Mena y al gol del Osvi Rodríguez.
En el duelo ante Pumas, el felino esmeralda esbozó por lapsos una mejoría que duraba solo instantes, sucumbido por el mismo esfuerzo físico que hace para sobrevivir en un partido.
Prometer no empobrece, bien dicen. Larcamón jura que la Fiera estará al cien en las últimas semanas del año, es decir para el Mundial, pero tendrá que hacer un milagro, provocar un despertar definitivo que comience ante Puebla y Juárez, equipos que se ven superables en el papel, aunque también con los que puede terminar haciendo un ridículo si no se califica a la fase final.
La realidad de la Fiera se ve claramente, hoy con más carencias por resolver que virtudes por elogiar.
En ocasiones, el sincerarse cae bien en un entrenador. En torno al equipo León, la venta de espejitos no va con la esencia esmeralda.