León.- Ya podemos confirmar que esta Fiera es consistente y con un oficio en sintonía con la batuta de Nicolás Larcamón.
Siete al hilo sin perder con cinco triunfos y dos empates, uniendo la Liga y la Concacaf, habla de un equipo con una solidez evidente para contender a pesar de los cambios en la alineación titular.
No fue fácil sacar el resultado positivo del Jalisco, pero no lo fue porque el León perdonó repetidamente a un Atlas que recoge migajas en el torneo.
En la Fiera hay luces claras y potentes, como la de Iván Moreno. Impresionante lo que está jugando el refuerzo esmeralda. Dio dotes de un rendimiento físico aplaudible, practicidad con el balón y eficaz en la marca.
Víctor Dávila es otra luz. Gracias a su atrevimiento logró cambiar el viento para que el partido cambiara de rumbo. Su disparo de media distancia le arrebató al Zorro la iniciativa y el dominio que tuvo en el primer cuarto de hora. No había de otra, únicamente con una genialidad.
Otro que encandila, Rodolfo Cota. Sus intervenciones salvaron al León del gol en contra y mientras se agrandó su presencia, se achicaron las ideas para la otrora pareja contundente de Furch y Quiñones.
Un triunfo siempre será bien recibido, aunque no por ello debemos ocultar esos tonos grises que se marcan en el equipo.
Sin negar el esfuerzo que hace Ángel Mena en la cancha, no se le puede perdonar que su nivel pase por la discreción y más en un duelo donde los espacios se abrieron dada la inoperancia defensiva rojinegra.
Otra sombra, Lucas Di Yorio. Desesperado, se vistió de egoísta, cualidad que dicen debe tener un delantero, pero en esta ocasión su falta de disposición para ceder la bocha evitó golear al adversario sin tener que pasar por las de Caín en los minutos finales.
León tuvo menos la pelota que el Atlas, pero supo qué hacer con esta. Eso fue clave para celebrar un triunfo más.
San Luis, Tauro y Atlas se suman a la lista de víctimas en lo que va del maratón marceño que tendrá que trajinar la Fiera. Leyéndolo así, suena muy bueno.