Se tenía que ganar como fuera, y ante Puebla parecía una buena oportunidad para hacerlo, pero al León se le siguen negando los buenos resultados.
No termina de carburar la escuadra de Nacho Ambriz, y aunque mostró mejoría con respecto al partido anterior, no bastó para enderezar el rumbo. De entrada, el León trató de presionar al rival y de generar mayor volumen de llegada. Pero la falta de capacidad para definir continúa pesando en los resultados, e indudablemente sigue siendo la asignatura por mejorar.
A Montes se le sigue -y se le seguirá- extrañando, pero Navarro y Meneses -en especial este último- se pusieron serios y asumieron la responsabilidad de repartir juego. Santiago Colombato, ahora de inicio, volvió a mostrar rasgos interesantes, y cumpliendo en el medio campo reclamó un puesto como titular.
Sin embargo, echado atrás precipitadamente y con cambios que no funcionaron, el León permitió el agobio poblano en la recta final del partido, y la visita encontró una justa recompensa gracias a una desconcentración de Rodríguez, que solo ingresó para cometer un penal.
Contagiada por el mal momento, la defensiva esmeralda ha dejado de ser confiable, marca mal y constantemente se ve sorprendida en los contragolpes. Para ejemplo, la forma en como los de La Franja consiguen el gol del triunfo.
Víctimas de sus propios descuidos, los Verdes cambiaron de forma increíble una victoria que casi estaba en el bolsillo por un doloroso descalabro. Las cosas no mejoran en territorio esmeralda, y el panorama luce muy -pero muy complicado.