En el futbol hay palabras difíciles de reconocer, crisis y fracaso, conceptos que en cuanto se mencionan, las discusiones comienzan en un sinfín de tiempo.
Así como en torno a crisis y fracaso existen un montón de enfoques, también hay tendencia a mencionar fases en las rachas negativas de un equipo, como la que hoy sufre el Club León.
La primera es pérdida de puntos, ya sea por empate o una derrota. Una segunda podría ser la fase de alerta, cuando no se pierde, pero tampoco se gana, o bien, se acumulan de dos a tres partidos sin sumar de a tres.
La tercera, bache. De hecho, hasta diminutivo le ponemos cuando se trata de minimizar los partidos sin triunfo y por ello le decimos, bachecito. En el bache, todavía encontramos algunos detalles de cierta injusticia por las circunstancias que pudiera tener un partido.
Una cuarta ya es alarma. Esto, cuando no se gana porque se adolece en la cancha en varias líneas y se comienza a ceder terreno en la tabla general.
En la quinta ponemos la crisis. Cuando no se gana y no se ve por dónde se gane porque se carecen de ideas en la cancha y en el banquillo.
La mala racha del León
Hoy el León suma seis partidos sin ganar, 328 minutos sin anotar y comienza a alejarse de la zona de Liguilla directa. Aún con esto, hay quienes afirman que la Fiera aún no está en crisis.
Constantemente se ha hablado de que este León es uno de los mejores teniendo y moviendo la pelota. La teoría es cierta porque efectivamente se cuenta con jugadores de oficio para dominar territorialmente. La práctica está fallando.
Los Esmeraldas son hoy un equipo que de pronto rema contracorriente en los duelos.
Vino de atrás para igualarle al Santos y América, se jugó por nota una primera parte contra Tigres y después del penal fallado de Mena en ese mismo juego, se apagó la luz. O como dijo el mismo Holan, se perdió frescura y electricidad.
Un León sin triunfos y sin goles
De acuerdo a la The Rec.Sport.Soccer Statistics Foundation, la Fiera está lejos del récord negativo de 17 duelos sin ganar, tal como sucedió entre las temporadas 61-62 y 62-63. En ese lapso oscuro empató 12 veces y perdió en cinco ocasiones.
Sin embargo, está a dos de empatar la mayor seguidilla de cotejos sin anotar, como en la campaña 63-64, donde igualó una vez y perdió cuatro; misma situación que le ocurrió en la 82-83, también en partidos en los que no anotó en dos igualadas y tres tropiezos.
Cualquier equipo que minimice las rachas negativas son los que de repente se ahogan en estas.
Los partidos del León se han transformado en lo mismo: rivales que esperan, desajustes defensivos y falta de un killer.
Por eso, quizá lo mejor sea que la Fiera se reconozca en crisis para poner soluciones y jugar diferente, con otras fórmulas y una dinámica avasalladora. Viene una Fecha FIFA que ya no es garantía de convalecencia por los seleccionados que se van y cuya ausencia no deja administrar adecuadamente el medicamento para aliviar el mal que se aqueja.
El 17 de octubre se reaparece ante Monterrey, partido bravo en el que sabremos si se sale de esta crisis y se hacen menos a las posibilidades del fracaso.
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