Sin explotar aún todo su potencial, el León de Holan ya ligó cuatro triunfos y poco a poco comienza a ilusionar. Algo impensable en aquella desastrosa presentación ante Pachuca.
En el Akron, y tras soportar los embates rojiblancos al inicio del encuentro, La Fiera fue ganando confianza ante unas Chivas inoperantes. Y dicha confianza empezó con Rodolfo Cota. El cancerbero verdiblanco, con sus buenas atajadas, marcó la diferencia en un primer tiempo en donde, hasta antes del gol esmeralda, el Chiverío había estado más cerca de la anotación.
Sin embargo, y a partir del gol de William Tesillo -que dicho sea de paso, definió como delantero-, León controló el esférico y ya no lo soltó.
La media cancha esmeralda, con un gran desempeño, fue muy superior a su contraparte tapatía. Rodríguez y Colombatto, bien asentados en la contención, se cansaron de recuperar balones. Fernández, Meneses y Mena se notan cada vez más conjuntados, dando toque con la verticalidad que pretende Holan.
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Los relevos tampoco quedaron a deber: Ormeño, bien en su papel como delantero clavado; Ambriz impetuoso -un poco nervioso- y ganando "kilómetros", y Elías realizando una gran anotación.
El tache se lo lleva Stiven Barreiro, que con su expulsión y debido a la lesión de Ramiro González, pone en predicamentos la conformación de la zaga verdiblanca para el siguiente compromiso.
La Fiera gana en confianza, y sus elementos parecen darse cuenta que, independientemente de la propuesta del entrenador, tienen calidad de sobra para pelear por los primeros puestos.