León cayó en el Campeón de Campeones víctima del desorden en las líneas y la lentitud en las piernas durante esos siete minutos de terror defensivo donde el "Cabecita" Rodríguez resultó el verdugo.
Ariel Holan tiene mucho trabajo por hacer. Cambió en al menos tres veces el esquema en la cancha durante el partido y con ninguna propuesta tuvo profundidad al atacar.
La Fiera vivió lapsos con la tenencia de la pelota, otros de intercambio con el rival y unos más sin saber qué hacer ante una Máquina que sigue en los mismo con Juan Reynoso como maquinista: se defiende, anota, se defiende y contragolpea.
Se notó en el León la falta de coordinación en un reacomodo de funciones que ahora se implementan con el nuevo timonel, aunque si algo no ha cambiado es que todo gira en torno a lo que haga Luis Montes.
Extrañamos al mejor Chapo
Si el "Chapo" tiene el balón, la Fiera saca las garras. Si no es así, se le caen los colmillos.
Y para que Montes tenga el esférico y haga de las suyas, le hará falta una sociedad que, al menos en Carson, no pudo tener con el joven Ambriz.
¿Ormeño o Gigliotti?
Entre León y Cruz Azul, en lo que fue la vuelta a la actividad, hubo una diferencia grande: la letalidad del atacante más adelantado. Rodríguez tuvo cabeza para aprovechar los descuidos, Gigliotti fue el Puma de muchas veces, intermitente e inseguro.
Y resalta más esto con el gol de Ormeño, pues la primera que tuvo, la metió. Da para pensar sobre quién debe jugar en esa posición, claro que sí.
El Campeón de Campeones era una final y se tenía que arriesgar más.
Quedaron cortos
El "Patrón" Fernández y Elías Hernández pudieron tener más minutos, pero Holan no lo decidió así. Mena y Meneses se mostraron participativos, sin embargo, no pudieron adentrarse al área para hacer daño. Alcanzaron a tocar y mover el balón, aunque lejos de la meta de Corona.
Criticable el modo en el que jugó la Fiera este duelo que otorgaba un trofeo más, una final oficial, un duelo de orgullo. Aún es temprano para condenar a Holan para lo que será la Fiera en la Liga.
Lo que sí queda, es la sensación de que el domador necesitará todo un ejército de drones para que la Fiera llegue a un clímax en su futbol.
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