León.- Nadie se imaginó que el reclamo que hizo Luis Montes hace un año en la Concachampions y que le valiera la tarjeta roja y una suspensión, afectara tanto a la Fiera para el nuevo reto en este torneo internacional.
El empate a uno contra el Toronto dejó regado por la cancha del Glorioso ese sinsabor de saber que el cuadro leonés pudo haber obtenido mucho más.
La eliminatoria se complicó porque no hubo quién en la Fiera pusiera esa pausa que siempre ayuda, el llamado a la calma y a la coherencia al momento de tocar el balón cuando este se tiene que definir en un grito de gol.
Los Esmeraldas hicieron el esfuerzo y se valora, pero siempre en el correr deberá estar ligado el pensar para superar al rival. Los viejos del futbol no se equivocan: jugar con los pies hirviendo y cabeza fría.
Y en esto, Luis Montes es un genio.
La Fiera generó, pero en esta ocasión Joel Campbell y Ángel Mena, sobre todo, tuvieron fallas increíbles a pocos metros de la portería canadiense.
Campbell lo sabe, Mena también. La playera del ecuatoriano tapando su rostro no habla de otra cosa.
El León de la Concachampions no fue un león fino en la zona donde se ganan los partidos y el Toronto sacó provecho de eso. La visita jugó a lo suyo sin salirse de su fisonomía.
Los Reds encontraron el tanto del empate en una mala salida de la defensa esmeralda y una mala barrida de Andrés Mosquera.
La igualada amarga la saliva de la Fiera, sin que esto quiera decir que ya se perdió la eliminatoria. Porque lo desarreglado hasta ahora se puede componer y en esto vuelvo al tema del capitán esmeralda.
Porque al pagar la visita dentro de una semana, Nacho Ambriz podrá contar con los jugadores y el esquema que le puede sacar de este atolladero. Y, además, con ese líder de cancha y ese guía moral que seguro está consciente del compromiso que tiene enfrente.
Los Esmeraldas salieron con caras largas y miradas al pasto, sin embargo, derrotarse ahora no es el camino pues tienen 90 minutos por delante para levantar la dignidad.
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