Dice el refrán que "lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas". Y ante Atlas, el León pareció dejar en aquella ciudad el buen futbol que le dio el título de la Leagues Cup a media semana.
Y es que, olvidándonos de ese trofeo y la satisfacción que causó en la afición verdiblanca, las dos derrotas consecutivas y los cinco juegos sin ganar en el torneo local deben encender las luces de alerta en la nave esmeralda.
Desgastada, inoperante al frente y tibia al momento de marcar, la escuadra leonesa tuvo un encuentro de pesadilla ante un conjunto rojinegro embalado, que comandado por Aldo Rocha en la mitad de la cancha, fue muy superior y pinta para cosas interesantes en el torneo.
La Fiera vivió un primer tiempo complicado, en el que un terrible error de la defensiva leonesa -muy temprano en el partido- dio lugar al primer gol atlista, poniendo la situación cuesta arriba para los pupilos de Holan. Atlas, presionando la salida del cuadro leonés y con un cuadro bajo ordenado, tomó el control del partido y nulificó al medio campo esmeralda, en donde ni Montes ni Colombatto lucieron.
Dos factores deben comenzar a preocupar: León se está acostumbrando a regalar los primeros cuarenta y cinco minutos, y pareciera siempre esperar una reacción en la segunda mitad, reacción que en esta ocasión no se dio.
Por otro lado, todos los rivales le comienzan a jugar igual, sabiendo que la presión alta daña su buen futbol, y que la escuadra verdiblanca no ofrece variantes.
Visiblemente desgastado, tal vez por la intensidad con la que se jugó la final ante Seattle, el conjunto esmeralda no pudo descifrar el planteamiento atlista. Los ingresos de Fernández, Ormeño y Meneses no parecieron ser de mucha ayuda.
La única buena noticia para La Fiera es que no tendrá partido a media semana, y que podrá aprovechar ese tiempo para recuperarse en lo físico y en lo anímico.