Algo tiene el estilo de Jorge Almada, que hace que Santos se le complique últimamente al León. Los laguneros vinieron a hacerle partido a los Verdes, y al final por poco se salen con la suya.
Cierto es que La Fiera no merecía perder, y la derrota ante los de la Comarca hubiera sido más que injusta.
Entre la presión alta de los laguneros, y los errores esmeraldas frente al marco de Acevedo, el León vivió un primer tiempo muy complicado, que empeoró con el penal anotado por Gorriarán.
La contundencia mostrada por los Verdes en los partidos anteriores, simplemente no apareció. No fue la noche de Elías; Omar Fernández se fue diluyendo, y Colombatto siempre estuvo incómodo ante la buena marcación lagunera.
Tal y como sucedía en las épocas de Ambriz cuando se veía abajo en el marcador, el León sufrió un ataque de ansiedad, reforzado por el orden santista y lo quisquilloso del árbitro Fernando Hernández. Impaciente y con ataques desorganizados, el conjunto verdiblanco cayó en la desesperación en la parte complementaria.
Holan optó por jugar con dos delanteros dándole entrada a Gigliotti y Ormeño, pero con un medio campo partido, no pudieron hacer mucho. León consiguió el empate con más ímpetu que buen futbol, y Santos pagó muy caro las marrullerías al hacer tiempo en la recta final. El penal conseguido por Mena fue el justo premio para un León que, a pesar de su inoperancia en la segunda parte, nunca se dio por vencido.
Santos Laguna era la primera prueba importante para La Fiera en la temporada, y apenas sí pudo superarla. La racha quedó en cuatro victorias al hilo, pero el ánimo de empatarle a los laguneros debe ser un aliciente para enfrentar al América.