León.- El primer duelo entre León y Chivas lo podemos resumir en tres palabras: la Fiera perdonó.
Incluso pudo definir desde la Ida su pase a la Final. Sin embargo, Gigliotti, Sosa y Mena dejaron ir la victoria estando frente al marco tapatío, mientras que Cota le dio el empate a Chivas por esa salida imprudente para el penalti en contra.
Parecerá frase trillada, pero debemos usarla esta vez, el futbol no es de merecimientos, es de anotar y aniquilar al adversario.
Los Verdes jugaron a lo que saben y en el traslado de la pelota fueron muy superiores a un local que nunca se dio cuenta que era local y que tenía que acelerar más.
Vucetich planteó precavido, si fue irreverente contra el América a la Fiera le respetó en demasía. El Rey Midas quiso reaccionar ya teniendo un gol en contra, pero el relevo de JJ Macías y de Alexis Vega no le dio frutos. El regalito fue de Cota, inexplicable.
Ambriz aprendió del duelo contra Puebla y ahora vimos a un León diferente al de los Cuartos de Final, sabedor que puede ser feroz en el Glorioso o fuera de este.
El pero esmeralda es que, si no es Mena, Navarro o Montes, no hay otro que anote en los momentos oportunos. El Puma sigue con la pólvora mojada y Nico Sosa sin conocer lo que es anotar.
Lo de Joel Campbell fue genial. Es el tico que queremos ver.
Joel aprovechó la ausencia de David Ramírez para destacar y mucho de la efectividad ofensiva que tuvo el León en la Ida se la debe al tico. Repetir esta actuación el sábado es casi una deuda de Campbell que le será necesario saldar para seguir caminando en esta Liguilla.
El empate a uno es bueno por el resultado en sí, por el gol de visita. Pero por las circunstancias dadas, la Fiera vuelve a quedarse corta.
El León tiene la eliminatoria en sus garras y en el segundo juego la tendrá bajo las condiciones que le dará ser local en la Vuelta. La debe resguardar de manera inteligente y, vuelvo a lo mismo, inmisericorde.
Un empate sin goles, una igualada a uno o un triunfo por cualquier marcador le dan el pase al León a la Final. Aún sí, no hay cabida para las especulaciones ni cálculos aritméticos, los de Ambriz deben matar en la Vuelta, en el Glorioso.