La lesión de David Ramírez trastocó todo en el Club León, hasta en las decisiones que tomó Nacho Ambriz ante el Mazatlán FC.
El León tenía una auténtica fiesta en el Kraken, jugó como campeón por 40 minutos, pero después lo hizo con una campeonitis lamentable y cayó 4-3.
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No podemos describir de otra forma esta derrota. León tuvo en sus manos a un Mazatlán que moría por asfixia debido a que la Fiera le daba una cátedra de toque y eficiencia.
Goles de Luis Montes y Víctor Dávila pusieron el panorama tan amplio como para pensar que los Esmeraldas amanecerían como cuartos en la tabla general, pero dicen que el 2-0 es lo más engañoso en el futbol, una frase tan trillada como cierta.
Sobre el León cayó una serie de eventos desafortunados. El "Avión" salió por lesión y Ambriz tomó la decisión de arriesgar en lugar remediar.
El domador se la jugó con Osvaldo Rodríguez como central haciendo pareja con William Tesillo y tirando a Andrés Mosquera a la lateral, todo esto hizo venir a menos la fortaleza con la que se había anulado al rival.
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Además, Santiago Colombatto comenzó a desmoronarse en el juego tocando mal, regalando goles y cometiendo faltas. Por si fuera poco, después de que Mazatlán acortó con el 2-1, la Fiera tuvo un contragolpe con clara superioridad numérica que fue desperdiciada descaradamente.
Si el cierre del primer tiempo fue malo, la segunda mitad resultó un desastre. Cayó el empate, luego el tercero, el cuarto en contra y la expulsión de Luis Montes por dar un codazo.
El gol de Ángel Mena solo adornó el marcador para un 4-3 en contra que resulta una dura lección para el campeón. Durísima.
Ahora, sin sus mejores hombres Montes y Navarro, el León tendrá en la última fecha que jugarse posiciones que pudieran ser claves en la siguiente fase.
A la Fiera se le acabó el hambre con dos goles y despreció el banquete que le sirvieron en el Kraken. Mazatlán recogió las migajas y con estas se preparó un platillo fuerte.
No debiera, pero así es el futbol. Da y quita.
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