León.- La Fiera espera a su presa en la Gran Final, puede ser Cruz Azul y esto huele a revancha.
El León logró su boleto administrando el resultado, el gol de Joel Campbell desde la primera parte apagó cualquier intención de unas Chivas que volvieron a ser limitadas, sin ser un rebaño como equipo y mucho menos sagradas.
Esta vez los Esmeraldas se defendieron más, algunas veces con la última línea y otras mediante ese recurso que desespera a los rivales, el toque de la pelota.
A Nacho Ambriz le funcionó esa idea que, aunque parecía obvia, sorprendió al llevarla a cabo, prescindir de Emmanuel Gigliotti para dejar en ese espacio a un irreconocible Joel Campbell que ha despertado en el momento más oportuno.
Campbell le dio más sentido al hombre en punta que en el esquema de Ambriz se mueve al hueco, abre espacios, toca, retiene y también anota. Además, supo asociarse con Ángel Mena que también apareció de manera constante. Entre ambos fraguaron el gol de la noche e intentaron aprovechar los espacios que Chivas dejó.
Tal vez la Fiera perdió verticalidad al usar a dos contenciones naturales, pero con Iván Rodríguez y Pedro Aquino se protegió bien desde los tres cuartos de cancha.
Mencionar también que Rodolfo Cota espantó toda especulación. El cancerbero esmeralda dio la actuación que se esperaba, y como se esperaba, con calidad y sobriedad.
Por su parte, Víctor Vucetich cayó en el estadio que le vio por primera vez campeón. El Rey Midas no pudo dar la campanada. Los tapatíos inquietaron mas no preocuparon.
El León avanza a la Final cumpliendo con la lógica que ofrece el futbol siendo superlíder y favorito. Si no ocurre una cruzazuleada, se verá las caras con La Máquina en un duelo que se ha esperado por 23 años.
Los Esmeraldas recibirán el partido que defina el título, prácticamente están completos y físicamente bien. A Nacho Ambriz le falta un peldaño más, el más importante, el más difícil, pero es el que le dará su ingreso al Olimpo de los técnicos campeones que tiene el equipo León. Otra vez muy cerca.
Esto ya huele a revancha. Esto ya huele también a una octava.