El último líder que le distinguimos en la cancha a la Fiera fue Luis Montes. El Chapo no solo portó el gafete de capitán, que no necesariamente garantiza un liderazgo, además, se distinguió como el capataz que comandó a los Esmeraldas a conseguir la octava estrella hace dos años.
Montes daba la cara, regañaba, metía la pierna y movía la batuta al ritmo que le convenía al equipo.
La intermitencia de Montes en el empastado hoy en día, ha trasladado la capitanía al brazo de Rodolfo Cota. El cancerbero de la Fiera se ha cansado de poner el ejemplo de cómo se deben defender los colores leoneses, sin embargo, esto no ha permeado hacia las fibras sensibles de los demás.
Podemos afirmar que el primer líder de un equipo es el director técnico, circunstancia que no salió a flote en los predecesores del actual domador.
El perfil que ha enseñado Nicolás Larcamón en su estancia en México nos hace pensar que hay posibilidades de ver un rol que se extraña bajo el escudo verdiblanco. Pero además de la imagen de un entrenador al que los jugadores le tengan fe, siempre será primordial que exista un líder todavía más íntimo al interior del plantel y que este liderazgo se refleje sobre la grama futbolera.
Y aún más allá, si el liderazgo que se grita desde la banca está en sintonía con el que corre en la cancha, el éxito estará más cercano a cumplirse. En el León lo vimos más recientemente en la dupla Nacho Ambriz-Luis Montes.
En estas nuevas formas que la Fiera adquiere en la era Larcamón, al líder en la cancha lo elegirán de forma casi natural los mismos Esmeraldas.
En lo personal, me gustaría ver a William Tesillo en este rol pues considero que cumple con ciertas características que le pueden aportar mucho al ocho veces campeón.
Las cualidades futbolísticas de Tesillo nunca se han puesto en tela de juicio, ya conoce cuál es el camino a seguir para lograr un título, a sus 32 años está en una edad madura como futbolista y se encuentra a la mitad de su quinto año como esmeralda, tiempo que lo constituye como uno de los de mayor experiencia en este cambio generacional que vive el equipo.
Así mismo, Tesillo cubrirá terrenos que le permitirían imponer su presencia dentro del esquema que se vislumbra con Larcamón.
Para el nuevo domador, una de las tareas será la de revitalizar el vestidor y en esto, el temperamento del zaguero colombiano puede ser clave para fortalecer esas relaciones entre jugadores que por momentos se llegan a distorsionar. En el León habrá que mediar entre mexicanos, colombianos, argentinos, ecuatorianos, chilenos y ticos.
La mejor condición para el León será rezarle a un santo en una misma parroquia que tener varias capillas. Esto, será trabajo de esos líderes que tomarán una forma más clara una vez que arranque el torneo.