Preocupaba tanto la falta de un defensa central y lo que quedó a deber fue la ofensiva esmeralda.
Ante Chivas, el León solo sobó el balón y acarició al rival, pero nunca clavó el colmillo para herirlo. Después de seis goles en tres partidos, en el cuarto duelo la Fiera olvidó cómo anotar.
Y esto sorprende porque el once titular leonés pintaba, al menos en nombres, para mucho más. Con Montes, Mena, Dávila, Campbell y Di Yorio, y si a estos jugadores les agregamos las cualidades de Byron Castillo, el cuadro verdiblanco contaba con elementos necesarios para hacer daño.
La cosecha en la primera parte fue paupérrima e inverosímil, ni un solo tiro a la puerta. Nada.
Por el contrario, a Chivas le anularon un golazo que miró el VAR con lupa y falló un penalti que, aunque a mi parecer no era falta, pudo haber golpeado los ánimos del equipo de Paiva si el Chicote lo hubiera anotado.
La Fiera recompuso su figura para la segunda mitad tal y como lo ha hecho Paiva con la zarandeada del medio tiempo en el vestidor y con los mismos hombres. Fue entonces que el León metió a las Chivas en el corral y parecía que todo era cuestión de tiempo cuando Olivas vio la roja a falta de 25 minutos de juego.
Pero la manija del partido se salió de las garras esmeraldas cuando Paiva trajo los cambios a su cabeza. Salieron Mena, Campbell, Dávila y Montes, entraron Alvarado, Yairo, Elías y Díaz Price y con ellos, otra vez la inoperancia al ataque.
Mientras Chivas sumó cuatro partidos sin ganar con un solo gol a favor en 360 minutos, en el León ya comienzan a asomarse los peros.
La Fiera mantuvo la calidad de invicta, pero hilvanó su tercer juego sin ganar. Esta vez terminó con 11, pero sin goles. No se perdió de visita, pero el rival era vencible. Registró un punto más, pero ahora con la perspectiva de ser seis las unidades dejadas en el olvido.
Si contra Pumas y Puebla las igualadas supieron a triunfo, este empate supo agridulce.
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