La Fiera volvió a padecer de una medianía que por momentos exaspera.
Se esperaba que en el Glorioso jugara un León en ascenso, que llegaba al duelo pendiente con cuatro partidos sin perder, y un Atlas en el tobogán con tres derrotas seguidas a cuestas.
Sin embargo, los Zorros maniataron al felino esmeralda en la primera parte y estuvieron a punto de definir el juego en este lapso. Jordy Caicedo fue una pesadilla que los Verdes compraron inocentemente.
Si bien los de Larcamón lograron el empate en un buen remate del Plátano Alvarado, volvieron a revivir el sembradío de dudas que paulatinamente parecía dispararse con lo hecho en las últimas jornadas.
La Fiera llegó a cinco juegos sin tropiezo, algo que es un argumento de defensa para Larcamón, pero no caigamos en un consuelo irrisorio después de un duelo que estaba puesto para ganarse: estadio lleno, ante la afición esmeralda y un adversario en crisis.
Un punto suma, pero en la resta contamos dos unidades revestidas por el reflejo de una irregularidad futbolística que se asoma de nueva cuenta.
Bien dicen que en el fútbol no hay lógica y con el León actual ratificamos esta ausencia.
Larcamón hizo movimientos en su cuadro dejando a Nico López en la banca. Si el Diente, que fue integrado en el 11 Ideal de la Liga en la jornada pasada, no está para dos juegos seguidos, entonces el León está en el hoyo.
Así mismo, Rubio y Alvarado como dupla ofensiva es un recurso inválido, y no me refiero a la carencia de validez, sino a la de vigor y fuerza.
Larcamón vio un equipo intenso, muchos de nosotros uno muy lineal. Para Larcamón se va por el camino correcto a pesar de que la sensación es que la Fiera cae en senderos confusos.
Después del empate, León y Atlas están en la zona del Play In. La Fiera revivió al Zorro, pero, ¿quién revitalizará al felino mundialista?
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