Hay goles que se han quedado marcados en la memoria del conjunto leonés y uno de estos es el anotado por Carlos Turrubiates en la Gran Final de la Temporada 91-92 cuando la Fiera enfrentó a los Camoteros del Puebla.
El León de Vucetich y el Puebla de Lapuente habían escenificado un duelo cerrado a lo largo de 180 minutos sin que se abriera el marcador.
El Glorioso se llenaba de tensión al llegarse el tiempo suplementario, ese comúnmente llamado tiempo extra.
Dicho sea de paso, lo que muchos recordamos de esa final son las tribunas del estadio tapizadas por miles de banderas, lo que hoy es difícil ver en el futbol.
En el transcurso de los minutos, la Fiera se asentó mejor sobre la cancha y el calor cayó a plomo, con lo que los verdes impusieron condiciones. El León se lanzó al abordaje ante unos poblanos visiblemente fundidos por el esfuerzo.
Turrubiates se había agregado al ataque, unos dicen que por estrategia del mismo Vucetich, aunque en una plática que sostuve con el “Turru”, me dijo que el ímpetu por ganar lo había impulsado a irse al frente, recordando aquellos inicios cuando su naturaleza era de delantero.
Una atajada extraordinaria de Pablo Larios a cabezazo de Paco Uribe daba muestras que el gol esmeralda estaba cerca y así fue, pues en la prolongación de esa jugada vino el momento que cambió la historia de partido.
Marquinhos tomó el balón por la banda izquierda, centró y el mismo Larios, que segundos antes había sido el héroe, se fue de largo para que Uribe prolongara y el balón llegara a Carlos Turrubiates que, sin marca en el área, remató con la cabeza al fondo de las redes.
Escena que nunca se olvidará
Todos recordamos la escena, “Turru” corrió a la banda, brazos en alto y vio que las tribunas se convertían en el estallido de una olla de presión. Se tiró al pasto y sobre él una ola de playeras esmeraldas, sus compañeros que lo abrazaron en el festejo.
Minutos más adelante, cayó el autogol del “Coreano” Rivera que sentenció al Puebla y le aseguró el triunfo a un equipo esmeralda que nos regaló muchas y gratas emociones.
Para Turrubiates fue el segundo gol marcado en una final portando la playera del León, pues en esa misma portería, le había anotado al Inter de Tijuana en la Final de Ascenso. Y para el Club León fue la manera en la que se bordó su quinta estrella.
@geraslugo en X
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